Una mano en tu mejilla,
un beso en el corazón,
un amor es la semilla
que va buscando perdón;
un gran barco a la deriva,
un brebaje de ilusión,
un abrazo de una amiga
que nunca te traicionó.
Un pajarillo alegre,
una mañana, un sol,
un “te quiero”, una sonrisa,
una esperanza, un adiós.
Una luz en la tiniebla
reflejo de comprensión,
un “te amo”, una caricia,
un río de compasión;
un susurro en el oído,
un cariño de cartón
pero fuerte y resistente,
que no lo mata el ardor.
Compañero de mi viaje,
en ti veo ese calor
que me inunda sin alarde,
sin misterio, sin razón,
que me nubla las entrañas
llenándome de dolor
sabiendo
que por herirte
pudo morir la flor.